jueves, 30 de junio de 2011

Dulce introducción al caos



Así empezó todo, con un final.

Entonces mi vida se volvió rara y etérea. Sonrisas falsas, cara de circunstancia y ganas de mandarlo todo por donde todos sabemos.

La felicidad se la llevó en la maleta, y aunque fui a recuperarla al poco tiempo, no me traje más que recuerdos que terminan por hacerme trizas la cabeza, pequeños trozos puntiagudos que un día formaban de una ilusión que nadie antes había visto.

Habla un corazón que está cansado de vivir, siempre fuera de control.