La chica invisible es etérea como el viento y eterna como un
billete a ningún lugar.
La chica invisible juega a buscarme en los sueños de noches de insomnio, espera su momento en la nada.
La chica invisible va de la mano de una historia que aún no
ha empezado, y que tampoco lo hará nunca.
La chica invisible rompe a llorar sin derramar una lágrima
cuando no hay más luz que su propia oscuridad.
La chica invisible se disfraza de persona normal cuando no
la veo, no quiere sufrir por sentir la felicidad.
La chica invisible es también espacial, ya que está tan
cerca que es inalcanzable.
Y tan real... como la vida misma.
Su vida.
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