viernes, 22 de marzo de 2013

Fin


Ella lo miró a los ojos, y su mirada estaba llena de pena. Por un breve momento, y tras un largo e incómodo silencio, no supo como dirigirse a él. Estaba sentado en el filo de la cama, esperando a darle un beso de buenos días.

Ella siguió meditando las palabras que tenía que decir. No iba a ser fácil, y menos en ese sitio. Aquella cama había dado buena cuenta de varios cuerpos varoniles que, en cuestión de una noche, quedaban fuera del lugar por antigüedad. Ahora tenía frente a sí a ese muchacho que no era como aquellos chicos, el era distinto y ella lo sabía muy bien. Por eso era más complicada la situación.

Él tenía una forma de hablarle que le había llamado la atención, así como aquellas risas que nacían de dentro y las conversaciones que tenían hasta las mil. Solía enviarle mensajes para que ella se despertara con una sonrisa, cosa que a ella le encantaba. Luego llegaron las miradas que decían mucho más que todas las palabras que se habían dicho, hasta que aquel pequeño incendio de pocas palabras se convirtió en un fuego vivo que hacía las delicias de los dos. Después llegaron las caricias, y el sentir como nadie la había hecho sentir antes.

Todos estos bonitos gestos  habían destruido muchas de las barreras que ella se había creado a lo largo de su vida para que nadie la hiciera sufrir, y quedaron totalmente eclipsados. Siempre había tenido el control de la situación y por primera vez se vio desbordada. Eso le hizo dudar.

Muchos habían perdido el interés de aquel carácter tan especial. Ella era fuerte, sincera. Sabía lo que quería en cada momento. Luchaba por ello. Y lo conseguía. Lo tuvo claro cuando volvió a verlo y supo que quería probar el calor de aquel cuerpo. Por eso, cuando empezó a sentir que se le estaba yendo de las manos, se sintió débil por primera vez y eso le asustó.

Volvió a mirarlo y él empezó a torcer el gesto de que en aquella habitación algo no iba bien. Ella empezó a hablar por fin y cada palabra fue una puñalada en su triste alma, allí dónde la herida nunca cicatrizaba. Siguió escuchando a aquella temblorosa voz a la altura del llanto, y él no quiso entrar en razones. No quiso entender el miedo, ni las dudas, ni siquiera se paró a pensar en la pena que ella tenía.

Ella empezó a ver aquella actitud egoísta del que no sabe como defenderse, del que no se pone en el lugar de la otra persona. Él sólo pensaba en él en aquel momento, y eso era una batalla perdida. Dejó con tristeza que hiciera su maleta y se llevara en ella las ganas de verla y todas las palabras que se habían dicho hasta aquel tenso momento. Pero el momento ya había pasado, ya no era el momento de los dos.

Ella lo vio marchar y la pena se le instaló dentro, pero supo que era lo mejor para los dos.
Él se fue para no volver, y sintió que le había fallado.


miércoles, 20 de marzo de 2013

The Dark Side Of Me



A mucha distancia de aquí
Hubo una historia especial
De esas que encogen al alma

Creo que no encontré mi camino
Por todo aquello que no gané
Y por todo lo que he perdido

Aprendí a culparme a mí
Y aprendí a olvidar lo aprendido
¿Qué me queda?
Volví para soñar
Y el insomnio me dio por vencido.
¿Qué me queda?

Recuerdo aquellos días
De mariposas y huracanes
Y el efecto que solías provocar
Hoy todo es distinto
No sabría explicarlo
La vida nos quiso cambiar

Aprendí a caminar
Pero no tenía dónde ir
¿Qué me queda?
Empezar a razonar
Y perder del todo la cabeza
¿Qué me queda?

Y entonces me equivoqué
Y el error me dio alimento
Unos labios el calor
Y unas piernas el deseo

Me mantuviste vivo en todo momento
Pero sin tu efecto ya no supe continuar
‘Ya me echarás de menos’
Y en flor de loto me convertiste
Y así, pálido, me quedé esperando
Alguna señal, alguna luz
Pero sólo quería morir
Ver la marcha negra
Dejar de lado la esperanza.

Aprendí a valorar el tiempo
Cuando ya no me quedaba paciencia
¿Qué me queda?
Aprendí a hablar
Cuando ya no me quedaban palabras
¿Qué me queda?

domingo, 17 de marzo de 2013

Domingos


Quien dijo que el lunes era el peor día de la semana,
nunca tuvo un domingo en su vida.

Y es que hay domingos de resaca semanal.
Domingos como un corazón sangrando.
Domingos sombríos de un alma suicida.
Domingos astrománticos que se lleva el viento.

Domingos.

Domingos de canciones tristes.
Domingos sin besos para desayunar.
Domingos de ‘falta de’.
Domingos sin poder merendarte.

Domingos.
Esos domingos.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Cuarto movimiento


Nunca me has gustado, incertidumbre.
Por eso dejaste un agosto esquimal en mi interior.
Desataste una tormenta glacial.
Me destrozaría. De arriba a abajo.

Y lo hizo. 
Oh sí, vaya que si lo hizo.
Dejó sitios abandonados.
Habitaciones muertas.

Pero la tormenta pronto cesó.
Y no murió mi conciencia.
Mi parte más salvaje.
Los sueños oníricos.

Supe qué hacer y qué no.
Decidí vivir sin todo eso que alguna vez fui.
Decidí vivir sin mirar atrás.
Decidí vivir sin la parte de ser que fue contigo.

Por todo eso, vivo feliz.
Por eso no he dejado de andar...