martes, 30 de abril de 2013

No latir



Cuando el corazón dejó de sentir, marchitado,
el cerebro, orgulloso, se puso a razonar.

Trató de tener claro todos los puntos de vista
y tomar una decisión de la que no se arrepintiera.

Había visto como la esencia se había evaporado,
como si cada palabra de amor hubiese muerto
antes de escapar de aquella dañina inercia,
enredado en aquel silencio sideral.

Su voz ya no era suya, se había vendido
por un laberinto de besos y caricias
cuyo único destino era un amargo final.
'No necesito más', pero se equivocaba.

Quizás era lo que el cerebro necesitaba,
tomar el control de algo tan efímero como los sentimientos.

Quizás...


martes, 23 de abril de 2013

Latir

Cuando el corazón lo vio, su olfato se agudizó 
y necesitó tocarlo para darse cuenta que era 
una broma de mal gusto. 

Entonces,  y sólo entonces, se escuchó decir mil veces 
que sus ir y venir no tenían ningún sentido.

Aquel corazón pensó en sus sentimientos 
y dejó de hacer lo que siempre había hecho.

Latir.


viernes, 19 de abril de 2013

En carne viva


Silencio.

De pronto se escucha todo arsenal de instrumentos de guerra, creando una batalla apocalíptica. Las notas salen disparadas. Arañan, escupen fuego, hieren mi piel y dejan marcas que van a durar toda mi vida.

De eso hablan las letras, de mi vida. Una vida que se convierte cada día que pasa en luz y sombra. En fuego y hielo. Una disyuntiva entre lo que soy y lo que quiero ser. Entre lo que fui y lo que no quiero ser.

En esta marcha negra, mi furia interna se desata de modo grotesco. Ya ha invadido mi espacio vital. Ya lo ha devorado todo. Siente el sabor del fracaso.  Lo mastica a trozos, queriendo olvidar esa parte de mí que se ahoga en las penas y se mutila conscientemente.

Así que, puestos a pensar, pensemos en esa parte donde reina la cálida confusión.
¿No lo notáis? Esa parte tan trascendental de nuestras vidas dónde nos sabemos realmente que es lo que estamos haciendo.

¿Sabéis cómo se siente? ¿Acaso no es esto lo que esperabais leer?

Ya sé cuál es la respuesta. Tan sólo soy esa  confusión de mirada inerte.
Y os sorprendería saber lo que hay detrás de esa mirada.


viernes, 12 de abril de 2013

¿Te acuerdas cuándo escribía de ti?



El otoño se apagó el día que tu amor me marchitó para siempre. El bosque ya permanecía inerte y no quedaba vida para el nido que un verano soñamos construir.

El gélido invierno, vacío de sensaciones, sólo predijo lo que sería realidad en la primavera. Nuestra lista de deseos, que tantos sueños habíamos volcado en ella, se convirtió en una carga pesada, un cúmulo de despropósitos y cosas que echar en cara, una tras otra, sin control.

Luego estabas tú. Tú y tu maldita lista de infinitas perfecciones, en las que ya no sonaban dulces mis te quiero susurrados al oído mientras follábamos como condenados. Se fueron apagando hasta convertirse en algo que es peor que la desidia y la rutina.

Un trazo desdibujado.
Un dibujo inanimado.

¿Cómo llamamos entonces al amor cuando estamos hartos el uno del otro?
¿Cómo volver a ser dos si no éramos ni parte de nosotros mismos?
¿Cómo sienta decir te quiero sin sentir que se ha convertido en un acto reflejo de aquello que sentíamos?

Yo sí que me acuerdo.
Sin rencor.
Zorra.

martes, 9 de abril de 2013

Volver a (no) soñar


Miré hacia abajo y no pude contener las lágrimas, que se agolpaban unas tras otras en un llanto descontrolado. En mis manos, inerte, yacía aún caliente el cuerpo de mi más fiel y querida amiga.

No quise mirar hacia el lugar del accidente, pero la sangre se había extendido por toda la calle. Aquello era terrorífico. Ella no quiso morir así, ahí. Se arrastró como pudo y llegó a la terraza donde siempre estaba tomando el sol o viendo a los niños jugar. Le hacía sentir libre.

No pude ayudarla.

Buscó colocarse entre mis brazos y dejó que la cogiera, buscando un alivio que no iba a llegar.
La abracé lo más fuerte que pude. Lloré.

Ese fue su final.

Me incorporé alterado y vi que había tenido una pesadilla. Bajé a buscarla para asegurarme que no había ocurrido en realidad, pero no la encontré. No pude encontrarla.

Justo cuando volvía al cuarto sonó el teléfono y una chica al otro lado, con una voz muy dulce, me decía que lo sentía por mí.

- ¿Por qué lo sientes por mí? ¿Quién eres? - pero en el fondo sabía quién era.
- Deja de pensar en mí, ya es tarde para echarme de menos.
- ¿Cómo? No te entiendo.
- Desiste. No quiero nada contigo.
- ¿Por qué me tratas así?
- Porque eres tu el que está muerto.

Esta vez si me pilló por sorpresa. Volví a despertar más alterado que en la segunda pesadilla.
Esta vez era el mundo real. Esta vez estaba bien despierto.

Pero con el alma encogida, incapaz de moverme.
Dos pesadillas seguidas eran demasiado.

Ya no quise volver a soñar.



lunes, 1 de abril de 2013

Y a nadie le gusta Abril



Hay hombres en trajes tristes
buscando en calendarios antiguos
la manera de echar atrás en el tiempo
para recuperar parte de su vida.

Hay personas que lamentan
el hecho de su ausencia
porque vienes a recordárselo
cada día que pasas a su lado.

Hay personas que celebran
con música las desdichas.
Personas que lo eran todo
y la nada las cubrió de nada.

Hay personas conocidas
en sitios ajenos y cercanos
con sueños comunes
y distancias insalvables.

Hay personas amigas
sin amistad de por medio
tan solo el deseo vivo
de no poder cumplirlo.

Hay personas sin rostro
caóticas e inestables
debajo de sonrisas
que enamoran al alma.


Demasiada gente
en tan poco espacio
buscando su lugar


Y a nadie le gusta Abril