miércoles, 23 de enero de 2013

La vida de L.



L. se abrió paso a la vida hace 25 años, pero nunca pudo decir sus primeras palabras.
L. creció y vivió al margen, puesto que era distinta.
L. no se preocupaba, era feliz a su manera.
L. era la clase de persona que podía arrancarte una sonrisa con tan solo proponérselo.
L. se preocupaba más de los problemas de la gente, ajena a los suyos propios.
L. tan joven y tan vital, le daba la espalda al tiempo.
L. siempre guerrera, se obcecaba en conseguir todo lo que se propusiera.
L. que contaba las batallas por victorias, conquistó también mi corazón.
L. era tan ella misma, y a la vez no era de nadie más.
L. duro revés conocer que su vida se consumía poco a poco.
L. a pesar de la distancia, me abrazaba cada día buscando consuelo.
L. se enfrentó a la batalla más importante de su vida.
L. la misma L. que recibió un peluche por su cumpleaños.
L. abrazada a su peluche en la cama de un hospital dos días después.
L. al tercer día, dejando este mundo sin soltar a su peluche.

L. no llegó a cumplir los veinte.
L. en el recuerdo.

L.


lunes, 21 de enero de 2013

Conciencia




-          ¿En qué piensas?

Se sobresaltó un poco, pero se dio cuenta que no había nadie más en la habitación.

-          Sí, te estoy hablando a ti.

Volvió a dudar si aquello era real.

-          No sigas buscando, soy tu conciencia. ¿En qué piensas?
-          Si eres mi conciencia deberías saberlo, ¿no?
-          Es que últimamente no eres muy consciente de tus actos. Mírate, ¿a qué se debe tanta nostalgia?
-          Han sido demasiados altibajos en muy poco tiempo, aún estoy raro y algo desubicado.
-          ¿La echas de menos?
-          No, es algo más trascendental que todo eso.
-          Pero, entonces, la echas de menos.
-          No es eso. Cuando decidí tomar este camino, lo tuve claro. Es tan sólo este proceso de adaptación, este ritual por el que pasa todo el mundo.
-          ¿ Auto-destruirte estaba en tus planes?
-          No, pero se me ha ido de las manos. Nadie escribe su futuro, tan sólo ocurre. Es más fácil así, que fluya el tiempo. Y a esperar.
-          ¿Pretendes malgastar tu tiempo así?
-          Tengo claro cual es mi siguiente paso.
-          ¿Y por qué dudas?
-          Porque no quiero esperar más.


Cogió el revolver.
Buenas noches, querida conciencia.






miércoles, 16 de enero de 2013

Dónde yo termino y tú empiezas


Hay una extraña conexión entre los dos
con un margen que separa nuestras vidas
algo que me dice malo,que me dice bueno
algo inexplicable a miradas ajenas

Y yo pregunto, y me quedo en silencio
y tu sonríes y el tiempo se detiene
y cada segundo soy un poco más tú
y cada segundo me voy quedando sin ti

.....y tu sonríes.....

martes, 15 de enero de 2013

Un sí cobarde




El destino es caprichoso y siempre vuelve al mismo punto de partida.
Y aunque seguía sin quererlo, lo acepté tal cual, sin importarme nada.
No era la manera, no eran los actores.
Con nada que decir, pero con todo por ofrecer.

Ya estaba desvariando de nuevo, y otra vez la noche se volvía eterna.
Tocaba de nuevo la realidad, aunque el sueño estaba presente.
El deseo vivo.

Pequeño incendio sideral de miradas furtivas.
Palabras que dicen mucho más de lo que parecen.

Silencio...

Todo,
y a la vez,
nada.

jueves, 10 de enero de 2013

Momentos


Se sentó donde siempre lo hacía, en el escritorio que lo había visto crecer. Lentamente sacó un folio del cajón y lo dejó encima de la mesa. Lo miró durante un rato, impasivo. Cuando lo tuvo realmente claro escribió su nombre, lo que siempre le recordaría los amaneceres que nunca tuvo.

Cuando terminó, lo miró emocionado. ¡Qué trazo más bien hecho! ¡Qué color! Estaba orgulloso de lo que había creado, tanto que se juró a sí mismo que le dedicaría tiempo a mejorarlo.

Durante un tiempo le añadió más color, más brillo y más intensidad, y lo hacía con todo el cariño del mundo. Llegó a estar plenamente satisfecho de tan buen trabajo.

Pero la rutina le jugó una mala pasada, a lo que también se le añadió que se estaba quedando sin espacio en aquel papel. Por miedo a perder aquella obra de arte, se dedicó a conservarlo, aunque ya no era lo mismo. El no seguir añadiendo los matices que el quería le hizo dudar, y el agobio hizo acto de presencia.

Dejó su trabajo encima de aquella mesa y cada día lo observaba, pero sentía que ya no podía añadir nada más a aquel lienzo. Pasaron los días e iban pesando cada vez más sus dudas, hasta que decidió deshacerse del mismo. Lo arrugó, lo rompió y lo tiró sin miramientos, había tomado esa decisión porque pensó que era lo correcto.

Decidió abrir la ventana. "Necesito algo de aire fresco", se dijo. Y, como por arte de magia, apareció una brisa que le hizo sentir tranquilo, en calma. Se sentó a disfrutar de ese aire renovado, de los sonidos tan mágicos que escuchó, notas musicales galopaban al compás.... todo era armonía. El aire arrastró los pequeños trozos de papel hasta no quedar ninguno, y el encontró la paz.

"Esto es lo que yo esperaba", y decidió dormirse viendo que nada podía alterar ese momento, porque pensaba que ese era su momento.

Pero la brisa nunca sopla hacia el mismo lado, cambia de trayectoria. A veces de manera tan sutil que es casi imperceptible a nuestros ojos. Otras veces tan voraz, tan vertiginosa que arrastra a su paso todo lo que encuentra.

No supo explicar de que manera ocurrió pero se quedó sentado en el mismo sitio, pensando que su momento ya había pasado. Se lamentó profundamente por lo inusual de la situación.

Cuando vio que ya estaba algo mejor, sacó de nuevo un folio de papel y lo colocó encima de la mesa, como había hecho antes.

Y ahí se quedó esperando alguna idea.
Algún motivo.
Esperando su momento.