martes, 11 de junio de 2013
10 días
Me gustaría decirte tantas y tantas cosas que sería imposible acabar algún día.
Que te quedaras a mi lado, que me sedujeras con esa sonrisa de niña mala.
Y disfrutar de ti toda la noche, cuando las noches eran noches de incendio.
Me gustaría volver a mirarte a los ojos, como en aquel diciembre hostil.
Hacer nuestro este momento cuando el momento aún no había pasado.
Ilusión e incertidumbre de la mano de un silencio de miradas.
Me gustaría que tu destino estuviese escrito de mi puño y letra,
porque así podría decidir un futuro juntos, esa era mi idea.
Caminos que estuvieron tan y tan cerca el uno del otro.
Por todo esto, me gustaría dedicarte una última cosa.
Necesitaba decirte todas estas cosas, como tu lo hiciste.
Ojalá que cumplas todos tus sueños y seas feliz.
Gracias.
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Es bonito leer como aún quedan sentimientos hermosos de gratitud. Yo no he llegado a ese punto, ni creo q en mi caso lo haga
ResponderEliminarNo es cuestión de agradecer, las cosas acaban y podemos quedarnos con lo malo o con lo bueno.
EliminarY aunque lo malo es lo primero (la gente necesita autoconvencerse de que la otra persona ha sido culpable sea cierto o no) son las cosas buenas las de los recuerdos y las de los escritos como éste.
En esta historia tu frase se hace realidad, creo que por eso tiene ese punto especial que a veces encontramos sin querer.
ResponderEliminarTú última frase es para enmarcar.
Lástima que estos bonitos textos muchas veces no lleguen a ningun lado, para cuando se escriben la otra persona ya está en otro planeta..
ResponderEliminarTengo la ligera sospecha que lo ha leído...
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