Silencio.
De pronto se escucha todo arsenal
de instrumentos de guerra, creando una batalla apocalíptica. Las notas salen
disparadas. Arañan, escupen fuego, hieren mi piel y dejan marcas que van a
durar toda mi vida.
De eso hablan las letras, de mi
vida. Una vida que se convierte cada día que pasa en luz y sombra. En fuego y
hielo. Una disyuntiva entre lo que soy y lo que quiero ser. Entre lo que fui y
lo que no quiero ser.
En esta marcha negra, mi furia
interna se desata de modo grotesco. Ya ha invadido mi espacio vital. Ya lo ha
devorado todo. Siente el sabor del fracaso.
Lo mastica a trozos, queriendo olvidar esa parte de mí que se ahoga en
las penas y se mutila conscientemente.
Así que, puestos a pensar,
pensemos en esa parte donde reina la cálida confusión.
¿No lo notáis? Esa parte tan
trascendental de nuestras vidas dónde nos sabemos realmente que es lo que
estamos haciendo.
¿Sabéis cómo se siente? ¿Acaso
no es esto lo que esperabais leer?
Ya sé cuál es la respuesta. Tan
sólo soy esa confusión de mirada inerte.
Y os sorprendería saber lo que
hay detrás de esa mirada.
Amor-odio.
ResponderEliminarPasado-presente
y un futuro dispuesto a ver más allá
del color de tus ojos.
Un abrazo :)
Si sabes lo que quieres ser, tienes un paso muy grande ganado.
ResponderEliminarPor cierto, me gusta esa mirada