miércoles, 23 de enero de 2013

La vida de L.



L. se abrió paso a la vida hace 25 años, pero nunca pudo decir sus primeras palabras.
L. creció y vivió al margen, puesto que era distinta.
L. no se preocupaba, era feliz a su manera.
L. era la clase de persona que podía arrancarte una sonrisa con tan solo proponérselo.
L. se preocupaba más de los problemas de la gente, ajena a los suyos propios.
L. tan joven y tan vital, le daba la espalda al tiempo.
L. siempre guerrera, se obcecaba en conseguir todo lo que se propusiera.
L. que contaba las batallas por victorias, conquistó también mi corazón.
L. era tan ella misma, y a la vez no era de nadie más.
L. duro revés conocer que su vida se consumía poco a poco.
L. a pesar de la distancia, me abrazaba cada día buscando consuelo.
L. se enfrentó a la batalla más importante de su vida.
L. la misma L. que recibió un peluche por su cumpleaños.
L. abrazada a su peluche en la cama de un hospital dos días después.
L. al tercer día, dejando este mundo sin soltar a su peluche.

L. no llegó a cumplir los veinte.
L. en el recuerdo.

L.


2 comentarios:

  1. Nunca es tarde para un merecido y sentido homenaje. Y por cosas como estas eres grande, querido súper ;)

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  2. Hola buenas tardes;

    Te visito porque navegando por la red esta buena tarde me encontre con tu casa. Con tu permiso quería pararme a saludarte y echarle un vistazo a tu blog.

    Me gusta el estilo que utilizas y entre mis grandes pasiones se encuentra la de aprender de otros estilos, que tienen otros compañeros bloggeros.
    También quiero decirte que el hecho de mantener un blog en activo dice mucho de las personas, más todavía en los tiempos que corren donde precisamente la falta de tiempo apremia.
    Me llena de alegría ver la ilusión con la que escriben otros y el efecto de la retroalimentación que tiene lugar gracias a este tipo de aplicaciones informáticas, los blogs.

    No quería marcharme sin saludarte y dejarte un comentario muy breve a modo de agradecimiento.

    Si te apetece, puedes encontrarme felicidadenlavida

    Un abrazo;
    Francisco M.

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